El ser humano está dispuesto a afrontar dificultades y a realizar esfuerzos en función de que el premio merezca la pena o no. La gratificación que nos espera al crear la nueva sociedad no es posible valorarla, ya que es superior a cualquiera otra recompensa del mundo material por elevadísima que esta sea.
La persona que tras su despertar se compromete con la tarea de crear la nueva sociedad, no se va a desanimar ante los obstáculos que encuentre para sacar adelante el proyecto. Puede perseverar en su labor gracias a que desde su interior le llega una fuerza generada por su alma, al tiempo que experimenta momentos en los que el gozo y la paz surgen sin que exista un motivo que su mente pueda entender.
En esa persona nace un nuevo modo de sentir que le permite aceptar problemas o circunstancias aunque no los comprenda ni los desee. Algo en su interior la empuja a aceptar lo que la vida le presenta, y de esta manera recorre las tres etapas de la aceptación: La primera de ellas, aceptar sin comprender, es la más dificultosa y duradera; con el tiempo da paso a la segunda, amar sin comprender, mucho más corta que la anterior y que la conduce a la tercera y última etapa, amar y comprender, la meta final del proceso.
El elevado nivel de amor y comprensión al que la persona llega tras las tres etapas citadas, tiene como consecuencia que nada de lo que experimenta le afecta, pues todo lo que vive está impregnado de un amor que se va acrecentando día tras día y la lleva a sentir niveles cada vez más elevados de paz y de armonía. Leer mas