En el primer artículo de este ciclo hablamos de las preguntas esenciales que surgen de modo natural en la mayoría de nosotros en algún momento de nuestra vida. En el segundo la conciencia creadora nos dice que su naturaleza expresa en todo momento amor divino, mientras que los seres humanos, aunque somos ese mismo amor, aún no lo sentimos ni lo manifestamos externamente. Ahora nos explica esta notable diferencia entre ella y nosotros.
Yo, la fuerza creadora, irradio mi amor a toda la creación, y por ello todo lo que existe es amor, más allá de que alguien pueda ver otra cosa. Tú y tus hermanos regresáis a la tierra en cada vida para descubrir algo que os complete. Ahora ya conocéis el objetivo de vuestra búsqueda: encontrar el amor que sois y saber como activarlo para vibrar en él y compartirlo. Pero al ser una parte de mí albergáis el amor que yo soy. Entonces, ¿a qué es debido que ese amor no se exprese en vosotros desde el primer momento?
Una parte de mí se separa, pero con la potencialidad de replicarse en amor para que se manifieste en los mundos que se van creando. De esta manera se revela mi amor a través de las semillas.