En tiempos pasados conocer la verdad estaba fuera de alcance de la mayoría de las personas. La incultura, las supersticiones, los dogmas de las religiones y la manera de transmitir la información, de modo oral, eran obstáculos insalvables.
En los últimos 200 años la aparición de nuevas vías de comunicación ha sido una constante: prensa, radio, televisión y últimamente internet y las redes sociales. En sus comienzos la difusión transmitida a través de esas vías gozaba de un alto nivel de credibilidad, aunque esto ha ido cambiando y cada vez quedan menos medios que puedan ser una referencia fiable.
Ahora prevalecen otros intereses como incrementar la audiencia, la defensa de una ideología, e incluso manipular los datos con la finalidad de desacreditar algo o a alguien.