Cuando queremos expresar que algo es muy relevante y tiene un valor singular, no en términos de economía sino por su propia naturaleza, utilizamos expresiones como “tiene alma”, “tocó mi alma” u otras similares. Así lo hacemos, por ejemplo, al escuchar un sugestivo poema o al admirar un hermoso paisaje. De este modo transmitimos que el poema o el paisaje poseen profundidad y son de valor inestimable.
La palabra alma, referida a un ser humano, significa algo que es consustancial a su esencia, un misterio que trasciende nuestra capacidad de comprensión actual. Para acercarnos a ella vamos a ver cual es su cometido en el proceso evolutivo y cómo desempeña esa tarea.
Aunque su grado de complejidad es muy superior, consideramos que un ser humano puede quedar definido por la suma de tres realidades que se expresan en tres niveles diferentes.
PRIMER NIVEL
En su realidad más elemental, su naturaleza material, un ser humano es la suma de su cuerpo físico y su personalidad. Comienza su evolución en la tierra como un ser primitivo, guiado únicamente por sus instintos básicos y con la intención de lograr lo que desea sin tener conciencia de si sus actos dañan o benefician a otros.
En sus siguientes vidas, en cada una con una personalidad y un cuerpo diferentes, vive múltiples experiencias que desarrollan en él diversas cualidades, aunque muchas de ellas permanecen veladas con el fin de que no le condicionen y pueda continuar su aprendizaje. Leer mas