E L Á N G E L
Después de un día adverso en el que todos los sucesos se conjuran en mi contra, me acuesto temprano. Permanezco despierto mucho tiempo alimentando en la mente los incidentes de la jornada, hasta que ya extenuado se impone el sueño. Mi conciencia vaga por mundos inexistentes cuando una voz me despierta:
—Levántate, vamos a hacer un viaje —escucho desorientado.
A los pies de la cama, cerca de la ventana, resalta una silueta envuelta en un halo blanco azulado que juzgo un ángel con las alas plegadas. Su voz dulce y segura infunde confianza. Me visto en silencio, y agarrado a su mano salimos de la habitación. Él se guarece con una túnica azul claro de una sola pieza, sencilla y sin botones, con un par de aberturas en su parte posterior por las que irrumpen dos alas de color blanco radiante. Enseguida volamos surcando galaxias y cruzando un profundo espacio vacío que me llena de paz.
Durante el tiempo de la travesía ambos permanecemos callados y en ningún instante llego a mirar su rostro. Todo sucede muy rápido, y aunque no siento temor ni preocupación, sí me percibo desconcertado. Finalmente llegamos a un mundo surgido de la ausencia. Al posarnos en tierra el ángel me anuncia que más tarde regresaremos a casa, y con las alas recogidas se marcha andando por un camino cercano. Leer mas