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CONQUISTAR NUEVOS TERRITORIOS

De modo inesperado puedes experimentar una emoción que te altera y hace que sientas inquietud, desesperanza, temor… Tal vez brota en ti cuando ves una escena en la televisión, al escuchar una noticia, al recordar un hecho del pasado, o sin una causa concreta que puedas identificar.

Esa emoción que te desequilibra trae un mensaje y requiere tu atención. No la rechaces y dale la bienvenida al hogar, tu cuerpo. Obsérvala, dedícale tiempo, mírala, acógela, abrázala incluso, pero no para que se vaya y sentirte mejor. No permitas que tu pretensión de que desaparezca —y así dejar de sufrir— se imponga al deseo de acogerla, aceptarla, amarla.

Si la arrojas fuera de ti, ¿cómo va a poder darte el mensaje? En silencio, sin palabras, sin pensamientos, obsérvala. La vida, en su inmenso amor y sabiduría, te envía un maestro que trae una misión, una buena nueva, algo que necesitas. Atiéndele.  Leer mas

LA ORACIÓN

Orar es una de las muchas capacidades que tenemos, uno de los regalos más útiles y hermosos que Dios ha hecho a los seres humanos. Se puede asociar la palabra oración a una creencia o religión determinada, pero la oración es universal, nos pertenece a todos.

¿Una definición de oración? Orar es, sencillamente, hablarle a Dios desde nuestro corazón. Orar supone varias cosas al tiempo:

1º Le decimos a Dios que confiamos en Él. Por eso oramos, para pedirle algo, contarle nuestras cosas…, o sencillamente porque queremos estar en su compañía.

2º Cuando oramos sentimos que Dios es nuestro amigo. Le abrimos nuestro corazón y le decimos al amigo-Dios lo que anhelamos a nivel personal y para la humanidad. Le contamos lo que nos hace felices, lo que nos preocupa, lo que no entendemos.  A este amado amigo, Dios, le decimos aquello que no nos atrevemos a contar a nadie. Leer mas

SEMILLAS DEL ALMA

En nuestros primeros años en la escuela estudiamos que en la tierra hay tres grandes reinos: el reino mineral (rocas, arena, agua), el reino vegetal (hortalizas, flores, árboles) y el reino animal, en el cual estamos incluidos los seres humanos. A nivel biológico la humanidad es una más de las muchas especies animales que habitan en el planeta.

Todas las especies animales tienen como objetivos esenciales reproducirse para no desaparecer, mejorar su adaptación al medio en el que viven, perfeccionar su capacidad de obtener alimentos, etc. Los seres humanos, como especie animal que somos, tenemos esos mismos objetivos, pero disponemos de una cualidad singular que nos hace únicos entre todos los individuos del reino animal: poseemos conciencia. Tenemos la capacidad de recordar el pasado; de reconocer el presente que estamos viviendo, y también disfrutamos del potencial de proyectar el futuro que deseamos, tanto a nivel individual como colectivo.   

Tener conciencia nos permite dirigir la atención y los esfuerzo al desarrollo de los talentos internos que anidan en nuestra alma, como son el sentimiento de unidad con los seres de nuestro entorno, la capacidad de acoger y ayudar al que afronta una adversidad, la facultad de trasmitir amor con solo una mirada…

Estos dones —los más hermosos de la Creación— continúan inertes en nosotros aguardando a ser activados. Son como semillas que permanecen dormidas en el alma de todo ser humano. Cada persona ha de germinar, cuidar y proteger las suyas para que cada día se desarrollen más y puedan mostrarle a él y a los demás la belleza que albergan. Este, y no otro, es el verdadero sentido que tiene la vida de un ser humano.

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CREAR UN ESPACIO

Todos conocemos la frase “Los árboles no dejan ver el bosque”. Lo evidente, lo que está ante nuestros ojos, a menudo nos pasa desapercibido. Nos levantamos para vivir un nuevo día, y al acostarnos vemos que son las circunstancias las que nos han vivido a nosotros. Si quiero vivir con un cierto nivel de libertad, he de crear un espacio entre yo y lo que vivo, es decir, he de percibirme diferente de lo que me sucede.

Un ejemplo: si alguien está enfadado, para crear un espacio entre él y el disgusto que siente, ha de pararse y darse cuenta de que el enfado es una cosa y que él es algo distinto. Pero no se trata de que se ponga a razonar, sino de que vea con los ojos internos la diferencia entre el enfado y él.

De este modo, al no identificarnos con los sucesos que afectan a nuestra vida, alcanzamos cotas cada vez más altas de libertad. Podemos practicar aplicando esta idea a experiencias pequeñas como serían una ligera frustración o un leve dolor. Más adelante nos sentiremos capacitados para aplicarla a hechos más importantes.

Este camino de acrecentar nuestra libertad personal nos lleva a sentir que somos creadores de la realidad que vivimos, y como resultado nace la confianza en nosotros mismos. Con el tiempo esa seguridad se hará mayor, hasta que lleguemos a confiar totalmente en la vida y estemos capacitados Leer mas

ATRÉVETE CON LOS DETALLES DE LA VIDA

El Amor de Dios y el Amor que tú eres es el mismo y único Amor. ¿Acaso un artista no dota a su obra con la máxima belleza de la que es capaz? ¿Se puede concebir que una madre entrañable no entregue todo su amor a su pequeño? Y, ¿no es acaso Dios el artesano más sublime y la madre más amorosa?…

Dios te ha creado con sus mismas cualidades, y por ello tu tarea aquí en la Tierra no es la de hacerte más perfecto —recuerda que no puedes mejorar la obra de Dios—, sino la de desprenderte de todo aquello que impida la manifestación del Amor y la Luz que eres. Aunque ahora permanezcan cautivos, ya son en ti.

Dios te ha otorgado la capacidad de que seas tú y no Él quien decida el momento de liberarlos. Es un gesto de infinito respeto hacia ti que la mente humana aún no está preparada para comprender. Tu confianza en la Vida es la única llave que abre la estancia en la que se hallan tu Amor y tu Luz, aunque ten presente que solo puedes confiar en la Vida cuando lo haces en Dios. Leer mas

EL ACTO DE TOMAR CONCIENCIA

En nosotros surgen sentimientos, emociones, reacciones, pensamientos… que nos alteran y sobre los cuales no tenemos control. Desconocemos los motivos que los originan, y lo que normalmente hacemos es atribuirlos a la experiencia que estamos viviendo en ese momento. Sin embargo, siempre hay una causa inconsciente que provoca esos estados emocionales. Por medio de la mente (razonando, sacando consecuencias, recordando experiencias del pasado…) no podemos tener acceso al inconsciente y nos será imposible conocer el origen del desequilibrio que sentimos.

Se trata entonces de buscar una manera de hacer consciente la raíz o fuente original de la desarmonía que experimentamos. Para ese fin disponemos del Acto de Tomar Conciencia. Existe una causa profunda que crea el sentimiento perturbador, y al “mirarlo” de modo persistente y «no perderlo de vista», logramos conocerla.

¿QUÉ ES TOMAR CONCIENCIA?

Tomar conciencia de algo es observarlo con plena atención e interés, en tanto que la mente permanece en silencio, sin intervenir. Si se trata de un sentimiento o una emoción, tomar conciencia de ellos supone mirar el sentimiento o la emoción en la actitud del observador que está completamente implicado en lo que observa, sin pensar ni razonar, y sin buscar causas, consecuencias o relaciones.

Cuando digo “mirar”, “poner atención” u “observar” me refiero a un mirar, darnos cuenta y observar internos, no con los ojos físicos. (En el artículo emplearé de forma indistinta las palabras emoción y sentimiento).

No es lo mismo tomar conciencia de una emoción que razonar sobre ella. Al tomar conciencia lo que estamos haciendo es mirar la emoción sin aprobarla ni rechazarla. Perseverando en este acto de mirar podremos llegar a comprender, lo cual es distinto a razonar. La comprensión puede sanar, total o parcialmente, la causa que origina la emoción o el sentimiento que estamos experimentando.

Por el contrario, si razonamos sobre un sentimiento intentando comprenderlo, solo conseguimos aumentar nuestra confusión mental, pues siempre aparecerán Leer mas

DESARROLLAR LA PERFECCIÓN QUE SOMOS

En la República de Florencia, a comienzos del s. XVI, sus gobernantes pretendían crear una escultura monumental de David (el pastor que con su honda mató a Goliat), con la finalidad de que fuese un símbolo de poder frente a los Estados vecinos. Para este propósito se encargó un gran bloque de mármol blanco de Carrara (denominado “el gigante”) y se encomendó el trabajo de tallar la piedra a varios escultores, aunque ninguno de ellos fue capaz. Finalmente, la tarea se le confió a Miguel Ángel, que creó la hermosa estatua de David que conocemos.

Actualmente la escultura se encuentra expuesta en la Galería de la Academia de Florencia. Hasta el año 1910 estuvo ubicada en la Plaza de la Señora; desde entonces en su lugar se erige una copia de la obra a tamaño real realizada también en mármol.

¿Era acaso Miguel Ángel un escultor más diestro y hábil que aquellos que no lograron tallar el mármol? Es probable, aunque eso no lo podemos asegurar. Pero sí sabemos que Miguel Ángel poseía un don: antes de comenzar a esculpir, él ya veía dentro del gran bloque de mármol la estatua de David perfectamente acabada, con toda clase de detalles. Su labor consistía entonces en desbastar el bloque quitándole los trozos de mármol que cubrían la bella figura que permanecía cautiva en su vientre.

Nuestra tarea es semejante a la que realizó Miguel Ángel, aunque no en un bloque de mármol, sino cada uno consigo mismo. En nuestro interior ya somos completos, de modo que nada podemos añadir que nos haga más perfectos. Poseemos, y en grado sumo, todos los atributos de la Creación: paz, sentimiento de unidad, alegría, capacidad de acogida, sabiduría, compasión… Amor. Y la única razón por la que estamos aquí en la Tierra es para desarrollar y expresar esa plenitud que permanece oculta dentro de nosotros, al igual que la estatua de David lo estaba en el bloque de mármol.

¿Y cómo se consigue sacar a la luz y compartir con los demás la belleza que somos?… Viviendo desde ya como si esa perfección estuviese manifiesta. Así, al expresarla, al vivirla, al compartirla, es cuando se hace real. Leer mas

SANAR PENSAMIENTOS Y SENTIMIENTOS

En el artículo anterior, “Pensamientos Positivos”, publicado el 26 de Enero, hablamos de la estrecha relación que existe entre lo que pensamos y lo que sentimos: cuando en la mente surge un pensamiento, invariablemente nuestro cuerpo experimenta un sentimiento o una emoción. Ejemplos: un pensamiento de juicio origina un sentimiento de separación; uno de preocupación desencadena un sentimiento de temor; a un pensamiento de queja le sucede un sentimiento de desánimo, mientras que si mantenemos en la mente pensamientos de confianza, en nosotros brotaran sentimientos de seguridad.

Esta conexión entre pensamientos y sentimientos es la manifestación de una ley. Cuando ya la conocemos podemos aplicarla y transformar los estados emocionales negativos en otros de signo positivo. Sin embargo, todos sabemos por experiencia propia que esos mismos pensamientos y sentimientos nocivos regresan a nosotros una y otra vez.

¿Podemos hacer algo que suponga la desaparición, o al menos la disminución de esos estados emocionales que no deseamos? Existen muchas técnicas, prácticas y terapias para lograr este objetivo, aunque antes de utilizarlas hemos de practicar durante un tiempo el trasformar en positivos los pensamientos y sentimientos que surjan en nosotros. Así una y otra vez, hasta que este modo de trabajar esté integrado a un cierto nivel. Nuestra sabiduría interna nos dirá cuando lo hemos alcanzado. Entonces ya estaremos preparados para trabajar de una forma diferente y lograr que los pensamientos negativos y los estados emocionales asociados a ellos sean cada vez menos frecuentes e intensos. Hablamos de un proceso.

Se han ideado diversos modos de trabajo para liberar nuestra mente de las semillas negativas que hemos sembrado en el pasado. En este artículo vamos a mencionar brevemente varios de entre los muchos que existen, con el único objetivo de darlos a conocer. Si alguien desea profundizar en alguno de estos métodos puede hacerlo por medio de libros, artículos y vídeos en Internet, terapeutas, talleres… Siempre que se trate Leer mas

PENSAMIENTOS POSITIVOS

La búsqueda de la felicidad es el objetivo principal de nuestra vida. La sociedad en la que vivimos nos ayuda a lograr una cierta cultura, conseguir trabajo, manejar las nuevas tecnologías…, pero no nos enseña cómo buscar la felicidad. Entendemos que si yo deseo ser feliz, lo primero que tendré que saber es quién soy, saber quién es este que quiere se feliz.

Verdaderamente me conozco a mi mismo…?

¿Cómo es que yo, que quiero ser feliz, me pongo nervioso ante otras personas, o siento miedo de algunas de las circunstancias que la vida me presenta…?

¿Por qué a menudo me siento herido por lo que dicen o hacen los demás…?

¿Por qué en ocasiones me visitan la envidia, la tristeza, el pesimismo o la ira, y acampan en mi pecho sin que yo les haya invitado…?

¿Cómo es que, sigilosos como ladrones en la noche, aparecen pensamientos que se apoderan de mi mente y me dicen que no soy capaz y que no valgo, sin que logre vencerlos y arrojarlos fuera de mí…?

¿Podré ser feliz con esos desconocidos viviendo en mi interior…?

Si queremos ser felices, el trabajo básico ha de ser con los pensamientos, pues ellos son los mensajeros que nos anuncian lo que hay en nuestro interior. Leer mas

ENTREVISTA al Dr. Jorge Iván Carvajal Posada

¿Qué es la enfermedad?

Es un maestro, una oportunidad para organizar una armonía superior en nuestra propia vida, a nivel físico, emocional, mental y espiritual.

¿Qué enferma primero, el cuerpo o el alma?

El alma no puede enfermar, porque es lo que hay perfecto en ti, el alma evoluciona, aprende…En realidad, buena parte de las enfermedades son todo lo contrario: son la resistencia del cuerpo emocional y mental al alma. Cuando nuestra personalidad se resiste al designio del alma es cuando enfermamos.

La salud y las emociones

¿Hay emociones perjudiciales para la salud? ¿Cuáles son las que más nos perjudican?

Un 70 por ciento de las enfermedades del ser humano vienen del campo de la conciencia emocional. Las enfermedades, muchas veces, proceden de emociones no procesadas, no expresadas, reprimidas. El temor, que es ausencia de amor, es la gran enfermedad, el común denominador de buena parte de las enfermedades que hoy tenemos. Cuando el Leer mas