El conjunto de los seres humanos que poblamos la Tierra constituimos una comunidad, la humanidad. Estamos en el planeta con la finalidad de vivir un proceso evolutivo que nos permita desarrollarnos. En un principio parece racional, e incluso inteligente, que todos tengamos idénticos derechos y las mismas oportunidades para llevar a cabo nuestra progresión individual. Para ello es preciso que la convivencia se dé en un marco de respeto a las creencias personales y en el que cada uno pueda contar con las ocasiones y los medios que necesite en la expresión de su creatividad interior.
La realidad actual de la humanidad es muy diferente. Hay personas que desde su nacimiento disfrutan de una serie de ventajas debido a la clase de familia o al país en el que nacen: son protegidas y cuidadas con esmero desde el primer instante, tienen acceso a una excelente formación académica y disponen de abundantes medios económicos.
En el otro extremo están los que nacen en un entorno pobre y falto de oportunidades, y para ellos la subsistencia diaria podrá convertirse en la base de sus vidas. Hay personas a las que el simple hecho de obtener una pequeña cantidad de agua para su aseo o para elaborar la comida les puede suponer un gran esfuerzo diario. Del mismo modo hay madres a las que les resulta difícil, cuando no imposible, poder alimentar a sus hijos. ¿Cómo es que en el año 2021 aún existen esas diferencias en varios lugares de la Tierra? Leer mas