La humanidad atraviesa un tiempo de incertidumbre. El covid-19 ha alterado algunos de los pilares esenciales de nuestras vidas, como las relaciones sociales, la economía y la posibilidad de entrever el futuro al que nos dirigimos. No obstante, junto a la confusión que está creando, la pandemia nos ofrece la oportunidad de pararnos y reflexionar.
¿Realmente aspiramos a recuperar el mismo estilo de vida que antes de la aparición del virus? En ese supuesto hemos de entender que reanudar el modelo de vida previo a la pandemia supone un enorme coste para la Tierra y para la humanidad.
En estos momentos el incremento de temperatura en el planeta, el deterioro de los espacios naturales, la contaminación de los mares y ríos y de la propia atmósfera, es ya una evidencia. En este escenario no parece coherente repetir los errores pasados que nos han llevado a esta realidad. ¿Qué mundo heredarían las siguientes generaciones?
En el interior de muchos de nosotros, de manera más o menos consciente, están surgiendo nuevas preguntas:
¿En verdad me siento bien con mi forma de vivir? ¿Es posible que la permanencia en la Tierra tenga un sentido profundo que aún ignoro? ¿Y si la vida no termina con la muerte del cuerpo físico, y al mirar desde el otro plano percibo que nací para asimilar justamente lo que todavía no he aprendido? En este caso, ¿llevaré conmigo algo de auténtico valor?
Ya sé que el cuerpo físico y mis pertenencias, aún las más valiosas, se quedarán aquí, pero ¿existirá algo que nunca se pierda, ni siquiera con la muerte? ¿Puede que, en esencia, yo sea un completo desconocido para mí mismo? ¿Me sentiría más feliz bajando el listón de mis necesidades materiales y destinando parte de mi tiempo a desarrollar cualidades que intuyo que permanecen dormidas dentro de mí?
Las respuestas a estas preguntas las poseemos en el interior. Es muy probable que la primera vez que uno se interiorice no halle resultados, aunque si persevera empezará a intuir que alberga una sabiduría que desconocía, que sin duda es la sabiduría de la propia Creación de la que él forma parte. Así podrá llegar a conocer la razón de su existencia como ser individual y de la humanidad como conjunto.
El sentido que tiene tu vida es el tesoro más valioso que puedes encontrar. Ninguna creencia o religión, ningún libro de filosofía, y menos aún este artículo, pueden descubrirlo por ti. Solo tú te puedes entregar ese regalo.
