El ser humano está dispuesto a afrontar dificultades y a realizar esfuerzos en función de que el premio merezca la pena o no. La gratificación que nos espera al crear la nueva sociedad no es posible valorarla, ya que es superior a cualquiera otra recompensa del mundo material por elevadísima que esta sea.
La persona que tras su despertar se compromete con la tarea de crear la nueva sociedad, no se va a desanimar ante los obstáculos que encuentre para sacar adelante el proyecto. Puede perseverar en su labor gracias a que desde su interior le llega una fuerza generada por su alma, al tiempo que experimenta momentos en los que el gozo y la paz surgen sin que exista un motivo que su mente pueda entender.
En esa persona nace un nuevo modo de sentir que le permite aceptar problemas o circunstancias aunque no los comprenda ni los desee. Algo en su interior la empuja a aceptar lo que la vida le presenta, y de esta manera recorre las tres etapas de la aceptación: La primera de ellas, aceptar sin comprender, es la más dificultosa y duradera; con el tiempo da paso a la segunda, amar sin comprender, mucho más corta que la anterior y que la conduce a la tercera y última etapa, amar y comprender, la meta final del proceso.
El elevado nivel de amor y comprensión al que la persona llega tras las tres etapas citadas, tiene como consecuencia que nada de lo que experimenta le afecta, pues todo lo que vive está impregnado de un amor que se va acrecentando día tras día y la lleva a sentir niveles cada vez más elevados de paz y de armonía. Un premio de esta trascendencia bien merece cualquier clase de esfuerzo que tengamos que realizar.
Ya entendemos que esos logros no van a alcanzarse en un periodo corto de tiempo tras el despertar. Se precisan varias generaciones —al igual que las necesitaron antes que nosotros otros seres realizados—, pero en el instante en el que la persona empieza a percibir la hermosa transformación que está ocurriendo en ella, es como que la fragancia del amor de Dios se manifiesta en su camino hacia un mayor nivel de unidad con los demás y con todo lo que existe.
Comprendo que esto que comparto en este artículo puede no ser más que teoría para el que lo lee, pero en el momento en que lo experimente se va a sentir motivado a perseverar en sus esfuerzos, que cada vez serán menores, en tanto que su crecimiento en paz, alegría y gozo le compensará sobradamente.
Recordemos que lo que experimentamos ahora, y también durante un periodo de tiempo, son etapas de mayor o menor dificultad que vivimos en un cuerpo físico que enferma, siente dolor y sufrimiento, se deteriora y finalmente muere.
En el futuro, al haberse activado en nosotros un nivel de conciencia elevado, ascenderemos a planos sutiles, no materiales, y no precisaremos de un cuerpo físico para nuestro crecimiento en amor. Entonces tendremos un cuerpo de luz que, por su propia naturaleza, está libre de todo condicionante y solo vibra en paz, en gozo y en amor. Confiemos.