En ocasiones el ser humano se plantea grandes preguntas. Algunas son referidas a uno mismo, y otras, aunque se las pregunte a sí mismo, le trascienden. En el primer grupo destacan con luz propia las preguntas ¿qué sentido tiene mi vida en la tierra?, seguida de otra que la complementa, ¿seguirá existiendo algo de mí cuando muera mi cuerpo físico? Estas preguntas básicas le llevan a formularse una tercera que desborda su conocimiento actual, ¿existirá algo tal como una energía creadora —o un dios como suele decir la gente— que me haya creado? Porque si no existe esa fuerza creadora, ¿de dónde provengo?
Yo me manejo con mi cuerpo, pero algo dentro de mí me dice que soy más que el cuerpo. A veces me sorprendo con sentimientos poderosos, de profunda preocupación por mi futuro, o por si dejo de existir al morir este cuerpo que tengo. En otras ocasiones son emociones intensas al estar en una situación difícil o…
Recuerdo una vez en la que una persona me ayudó y, sin buscarlo, surgió de modo natural en mí un sentimiento de gratitud tan hermoso que me dije: esto que estoy sintiendo es más de lo que soy, es algo que me supera, es de tanta belleza y tan profundo que impregna todas las células de mi cuerpo, pero yo no contengo ese sentir pues sé que también está mas allá de mí, de lo que creo ser.
En otro momento, al ver sufrir a una persona, sentí una profunda compasión de que eso tan doloroso que le ocurría a ella, de algún modo a mí me hacía daño, me trastornaba. Yo me decía: estamos separados, no la he visto nunca, yo voy por aquí de paso, ¿cómo es posible que me importe y me afecte tanto lo que esa persona siente? ¿Es que hay alguna clase de unión entre nosotros? Del mismo modo me han surgido otras muchas preguntas de este tipo a lo largo de mi vida.
He reflexionado mucho sobre todo esto, especialmente cuando una circunstancia singular me hiere o me conmueve, y he ido dejando de lado muchos argumentos y razones de porqué siento así, y solamente ha quedado una cosa que aún no he podido descartar, ¿existe verdaderamente ese dios, esa energía creadora, y yo provengo de ella? Entonces, si es así, ella sabe con qué propósito ha creado mi vida; solo ella lo puede saber. Tendré que preguntarle, pero ¿cómo?, ¿de qué modo?
Llevo años trabajándome internamente y he leído libros que dicen muchas cosas de esa fuerza creadora, pero ninguno ha logrado llenarme de paz, y no sé a qué nivel esas teorías pueden ayudar a otros. Tengo que acceder directamente a la verdad de cómo es que estoy aquí y para qué. Le preguntaré. Ella sabe, y ella me va a decir. Confío.