SOMOS CREADORES


Esta singular situación que vive la humanidad no ha parado el mundo, aunque sí lo ha ralentizado. Es como un terremoto que ha creado desorden y confusión en nuestro modo de vida. En estos momentos, finalizando el año 2020, el mayor anhelo de gran parte de la sociedad es poder regresar a la normalidad anterior.

La disminución del ritmo de vida nos proporciona una buena ocasión para reflexionar sobre las características de la sociedad en la que vivimos:

– En muy pocos años hemos logrado un desarrollo tecnológico que nos permite viajar a cualquier lugar en muy pocas horas, aunque la tierra y los mares que vemos al mirar por la ventanilla del avión parece que nos gritan ¡socorro…!

– Disponemos de sistemas muy eficaces para estar informados y comunicarnos, como son internet, la televisión, el teléfono o las redes sociales, pero nunca en toda la historia ha sido tan difícil conocer la verdad como lo es ahora.

– Somos capaces de producir una gran cantidad de alimentos, al tiempo que hay personas que mueren de hambre.

– ¿Qué mundo vamos a dejar a las siguientes generaciones?

– Durante milenios hemos vivido aquí en el planeta y, salvo algunas excepciones, todavía no hemos sido capaces de averiguar qué sentido tiene la vida en la Tierra.

Tras estas breves reflexiones, ¿aún sentimos el deseo de regresar a esa “normalidad anterior”? ¿Es posible que la difícil realidad que vivimos nos esté anunciando un punto de inflexión en el proceso evolutivo humano?

Si aspiramos a que en la sociedad se produzca un cambio, antes hemos de crearlo en nosotros, y para ello tenemos que modificar nuestra escala de valores. ¿De qué cualidades hablamos y cómo podemos desarrollarlas?

Los seres humanos somos creadores, tanto de lo bueno (respeto, unidad, paz), como de lo malo (ofensa, división, conflicto). Creamos por medio de las palabras que decimos, con las acciones que realizamos, y con los pensamientos que tenemos.

Las palabras tienen un gran poder. Con ellas se puede crear alegría o tristeza, seguridad o inquietud, afecto o rencor. De todos los medios con los que la vida nos ha dotado para relacionarnos con los demás, la palabra ocupa un lugar de privilegio. Unas palabras de apoyo, de gratitud o de aprobación son una ayuda de gran valor en determinadas situaciones.

En ocasiones hacemos un mal uso de la palabra, ya sea por falta de atención al hablar, por ignorancia o por otras razones. Todos hemos vivido o conocemos casos en los que una expresión puede dejar una huella duradera, sobre todo si el que la dice tiene una cierta influencia, como son los padres, profesores o amigos. Frases como “tú no sirves”, “torpe” o “nunca llegarás a ser nada en la vida”, pueden condicionar el presente y el futuro del que las recibe.

Sabemos que nuestras acciones tienen la capacidad de crear alegría, unidad y armonía, ya sea cooperando en una tarea que es importante para otra persona o socorriéndola en una situación apurada, o con algo tan sencillo como es una sonrisa sincera en el momento apropiado.

Asimismo, las acciones que efectuamos pueden causar dolor y sufrimiento. Es así al actuar con malos modos o con desprecio. El egoísmo o la falta de atención al tomar una decisión puede ocasionar secuelas más o menos duraderas en las personas afectadas.

Los pensamientos salen de la mente una vez que se han formado y dejan de estar bajo nuestro control. Al pensar en algo relacionado con una persona, aunque ella no pueda conocer esos pensamientos, sí le llega la energía con la que los hemos creado: de respeto o desprecio, de aceptación o rechazo, de amistad o antipatía…

Un pensamiento no es más que una expresión que no ha sido verbalizada. Por ello lo que hemos dicho para la palabra puede ser aplicado asimismo a los pensamientos. Al repetirse los mismos pensamientos una y otra vez en la mente pueden llegar a tener más fuerza incluso que las palabras.

Hay  personas que ven las formas que adoptan los pensamientos: los positivos tienen formas y colores armónicos, en tanto que los negativos son oscuros y con formas agresivas.

Aunque nos parezca que estamos separados de los demás, sabemos que no es así. La energía que lleva cada uno de nuestros pensamientos, acciones y palabras afecta, de un modo que aún no comprendemos, a la humanidad y a toda la Tierra.

Los libros sagrados de las distintas creencias y religiones señalan que uno de los atributos mas elevados del Ser Supremo es su infinita capacidad para crear vida y todo lo que existe. ¿Qué potencial creador tiene un ser humano? Tal vez la frontera se la pone él mismo, y conforme va incrementando su nivel de conciencia va ampliando ese límite.

Cuando alguien incorpora a su vida la intención de que su relación con los demás sea de cooperación, respeto y paz, se va transformando en un creador de esas cualidades. Si persevera en ese propósito, sentirá el prodigio que se produce en su interior: él y esos dones son lo mismo.

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Juan José

4 comentariosDejar un comentario

    • Gracias también a ti Juani, siempre es una motivación saber que estos artículos
      de la web pueden ser útiles e interesar a otros. Un abrazo. JUANJO

  • Juajo es un verdadero objeto de inspiración este texto que nos regalas, en él encuentro gran gran parte de las reflexiones en las que nos encontramos sumergidos, y con las que completamente me identifico. Tengo una absoluta esperanza en que de la crisis en la que nos hemos visto envueltos resurjan potenciados nuestros valores intrínsecos de amor, respeto y solidaridad. Gracias a esta crisis, para una gran mayoría de nosotros se ha evidenciado la necesidad de incrementar el esfuerzo en el cuidado por nuestro planeta. Con ilusión confío en que La Humanidad, iluminada por esta terrible experiencia, al igual que el Ser Supremo, sienta crecer el prodigio de la transformación por medio de constructivas acciones, pensamientos y palabras, con perseveración en el respeto, amor, solidaridad y compromiso con el prójimo y con nuestro planeta. Ojalá que muchos de nosotros nos esforcemos en aportar nuestro granito de arena, y todas nuestras emergentes vitales reflexiones, en estos momentos inmersos en la dureza de la pandemia, nos guien a alcanzar un nivel más elevado de consciencia.

    • Gracias María José. Tu comentario a «Somos Creadores» finaliza de un modo que me llama mucho la atención, pues justamente ahora estoy preparando 3 artículos para publicar en estos próximos días, y el tema que trato en ellos es la activación del nivel de conciencia que cada uno ya poseemos, aunque ahora aún permanece velado. Pronto vamos a poder manejarnos con él. Un cordial saludo. JUANJO

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