Muchos de nosotros vivimos sintiéndonos esencialmente seres físicos. Creemos que somos la suma de nuestro cuerpo físico, de nuestras emociones y de nuestros pensamientos. A esos tres aspectos que creemos que somos le dedicamos toda o casi toda nuestra atención y energía. Reflexionemos un momento y veremos como es así:
a) Si tenemos una molestia física, una enfermedad, o un dolor, eso acapara toda nuestra atención y dedicación. Nos identificamos con lo que siente el cuerpo y ahí quedamos atrapados en tanto eso no se resuelva. Nos sentimos el malestar, el dolor, o lo que sea, y todo lo demás pasa a segundo plano
b) Del mismo modo, si experimentamos una emoción nos identificamos con ella y nos convertimos en sus prisioneros. Durante un tiempo podemos ser ilusión o desánimo, alegría o tristeza, confianza o temor… Nos sentimos la emoción y todo en nuestra vida gira a su alrededor. Leer mas