SER APRENDIZ DE LA VIDA

Decimos que todas las personas son Amor. ¿Lo son también sus acciones, incluso aquellas que causan dolor y sufrimiento a otras personas o a ellas mismas? Podemos asumir, con mayor o menor esfuerzo, que toda persona es Amor, al menos en estado potencial, pero ¿y cuándo realiza actos que nos parecen contrarios al Amor…?

Si aceptamos que toda persona es siempre Amor es porque creemos que esa es la esencia de todo Ser. ¿Puede salir de un Ser algo contrario o siquiera distinto a su esencia? No es posible, pues seria opuesto a su naturaleza. En armonía con su esencia todos los hechos de una persona son Amor, al margen de que nosotros podamos o no apreciarlo así.

¿Cómo ver entonces el caso de una persona que realiza una acción que para nosotros es de daño, de abuso, de egoísmo…? Con actitud de aprendiz, de aprendiz de la Vida. Para vivir una situación desde el estado de aprendiz, el paso primero y esencial es silenciar la mente. La mayoría de nosotros vivimos con una mente que nos condiciona y que emitirá un juicio de descalificación de esa acción que ha realizado la persona, y que nuestra mente ve como negativa y carente de Amor.

Ese juicio que hacemos desencadenará en nosotros un estado emocional, que será contrario a esa acción y también a la persona que la realizó. Por tanto el primer paso será acallar la mente. Esto es algo que se puede conseguir, en mayor o menor grado, con determinadas prácticas… Calmar la mente es, como todo logro, el resultado de un proceso y de un esfuerzo.

Una vez dado ese primer paso, o mientras se está trabajando en él, podemos dar el segundo, que consiste en “llevar la atención a nuestro interior, a nuestro corazón, y  permitir que se exprese un sentimiento”. Al perseverar en nuestra práctica, llegará un momento en el que sentiremos que avanzamos: nos sorprenderá ver cómo de nuestro corazón no surge rechazo, ni ira hacia esa persona. Nada de eso sentiremos. Del corazón, el lugar del Amor, surgirá Amor. Pero ya sabemos que este logro será el resultado de un esfuerzo que tendremos que hacer una y otra vez, sin desmayo, hasta percibir los frutos.

La actitud de aprendiz implica un alto grado de humildad, reconociendo que no sabemos. Y cuando uno no sabe no juzga ni descalifica, solo aprende. Aquí en la Tierra los seres humanos tenemos una sola cosa que aprender: que en todo, sin excepción, se manifiesta el Amor. Emprendamos entonces la tarea de ser aprendices para que nuestro corazón pueda sentir el Amor que todo lo llena.

Se ama al Ser y se respetan sus acciones. Las acciones no tienen entidad propia y solo son la manifestación externa de una energía que el Ser expresa.

Aún no es posible, para la mayoría de nosotros, comprender todo lo que aquí se dice. Dejemos que sea nuestro corazón, y no nuestra mente, quien tome la decisión de aceptar todo esto. Ya muy pronto, en el Nuevo Tiempo, sentiremos la Verdad que expresan estas ideas.

Cada persona, cada Ser, es una creación Divina, y por tanto es plena perfección y Amor.

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Juan José

8 comentariosDejar un comentario

  • Me gustó muchísimo!

    Una consulta, hay más consejos para poder llevar a cabo una actitud de aprendiz, y que libros me recomendas para el primer y segundo paso?

    Abrazo!

    • Hola, Oscar Diego, gracias por tu comentario y tu consulta. Por mi experiencia personal puedo decirte que el párrafo sexto, el que comienza por «La actitud…» es la clave. Si el deseo de convertirse en un aprendiz es sincero y se persevera en el esfuerzo, uno va percibiendo los frutos, y en su vida se da una profunda y hermosa transformación.
      Para el primer paso -silenciar la mente-, es de gran ayuda el mantener la mayor parte (ochenta o noventa por ciento) de la atención en la respiración. Si practicas algún tipo de meditación, este paso te resultará sencillo. En mi página web hay un artículo pa aprender a meditar de un modo sencillo: «La Meditación».
      Para el segundo paso es conveniente haber avanzado ya algo en el primero (tener cierta facilidad para mantener la atención en la respiración y no ser «atrapado» emocionalmente por lo que se habla o sucede). Entonces ya se puede llevar la atención a nuestro interior (por ejemplo al corazón, aunque no es necesario) y sentir como en ese espacio interior «nuestro» solo paz y armonía se experimenta.
      No hablo de un logro instantáneo, ni de un milagro, si no de un proceso que hay que vivir con esfuerzo, humildad y confianza.
      Añado, para terminar, que todo esto no hay que seguirlo al pie de la letra. Confiar en uno mismo añadiendo, quitando o modificando algo de lo que yo digo en el artículo hace que se incremente la seguridad del que lo practica, pues al poco tiempo el «método» de trabajo es una creación suya, y no de otra persona, y eso trasmite mayor confianza y lo hace más eficaz.
      Un cordial saludo. JUANJO.

    • Gracias a ti por tus palabras de ánimo. Me alegra saber que lo que escribo expresa un sentir común con otras personas. Un cordial saludo. JUANJO

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