¿EXISTE EL MAL?

La existencia del mal es una evidencia que los seres humanos aún no comprendemos. Lo que llamamos mal —la ignorancia de un individuo—, es su incapacidad para sentir que tanto él como los demás organismos son algo más que materia. Por esa razón lo que hace o proyecta esa persona va en función de satisfacer aquello que realmente cree ser, y como consecuencia no le importa dañar a otros seres —humanos o no— al pensar que su naturaleza es únicamente material.

En mayor o menor medida esta forma de proceder es común a muchas personas, incluidas las que se dicen “despiertas”. Al no percibir la esencia divina que impregna todo lo creado, tratan sin cuidado cada forma o realidad que existe, pudiendo dañarla mediante la energía que le dirigen, ya sea a través de la palabra, la acción o el pensamiento.

¿Cual es nuestra vibración interior al relacionarnos con los demás? ¿Con qué actitud arrancamos el fruto de un árbol, cortamos una flor o tratamos a un animal? El césped, la roca, el agua… ¿qué son para nosotros?

300px-Equisetum_fluviatile_Luc_ViatourTodo sin excepción está animado de espíritu, del germen que en su momento le llevará a sentir y a manifestar la divinidad que en esencia es. No importa que ahora nos parezca inerte y desprovisto de esa energía sutil, de su potencialidad gloriosa. Preguntémonos: ¿Algo ha sido creado para permanecer siempre en estado de pura materia? ¿No es acaso toda la Creación la morada de Dios?

 

Ya vemos que es exclusivamente nuestro nivel de desconocimiento el que determina cómo nos relacionamos con otros sujetos, animales, plantas, objetos… En el momento en que comenzamos a considerar que todo es sagrado, igualmente nosotros nos percibimos sagrados. Te amo.

 

 

 

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Juan José

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