L A   V E R D A D

En tiempos pasados conocer la verdad estaba fuera de alcance de la mayoría de las personas. La incultura, las supersticiones, los dogmas de las religiones y la manera de transmitir la información, de modo oral, eran obstáculos insalvables.

En los últimos 200 años la aparición de nuevas vías de comunicación ha sido una constante: prensa, radio, televisión y últimamente internet y las redes sociales. En sus comienzos la difusión transmitida a través de esas vías gozaba de un alto nivel de credibilidad, aunque esto ha ido cambiando y cada vez quedan menos medios que puedan ser una referencia fiable.

Ahora prevalecen otros intereses como incrementar la audiencia, la defensa de una ideología, e incluso manipular los datos con la finalidad de desacreditar algo o a alguien.

El crecimiento de la capacidad tecnológica lleva aparejada una confusión creciente. Hoy existe la posibilidad de que cualquier persona pueda compartir mensajes a través de correos, fotos, vídeos…, con nulo control sobre su veracidad. En muchos casos es imposible averiguar si una información contiene la verdad y en qué grado.

¿Hemos de ver esta realidad actual como un obstáculo para nuestro desarrollo? La humanidad está ahora al final de una etapa de su ciclo evolutivo y es natural que esto suceda, pues la confusión y el caos aparecen para mostrarle que ha de cambiar la escala de valores en la que se apoya y crear un nuevo modo de convivencia.

¿Se puede hacer algo a nivel individual? A menudo no está a nuestro alcance conocer si una información es verdadera o falsa, pero eso no es siempre lo esencial. Lo verdaderamente importante es lo que hacemos con la información que nos llega. Tal vez las respuestas que demos a algunas preguntas sencillas nos puedan ayudar.

¿Divulgo una noticia por la única razón de que coincide con mi modo de pensar? ¿La defiendo aun teniendo dudas sobre su autenticidad? ¿Me niego a difundirla si siento que puede provocar desconcierto o va a ofender a alguien?

¿Hasta qué nivel estamos comprometidos con la defensa de la verdad? Hay ocasiones en las que nos podemos sentir presionados cuando un amigo, un familiar o un conocido pone todo su empeño al defender la exactitud de una noticia que para nosotros no está clara. Quizás esa persona necesita, para su seguridad emocional o por otra razón, que estemos de acuerdo con ella y nos insiste.

Estas son situaciones idóneas para alinearnos con la verdad. Podemos responder que la información que disponemos es contradictoria; que no nos corresponde entrar en ese debate, o, sencillamente, que preferimos no opinar. A menudo esto supone un acto de valor, pero ¿acaso no es nuestra tarea ser valerosos y defender siempre la verdad y más en estos momentos de incertidumbre?

Yo he de expresar verdad si deseo firmemente que en mí se desarrolle la verdad.

 

 

 

 

 

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Juan José

1 comentarioDejar un comentario

  • La verdad junto con la libertad es primordial para mi. En cualquier momento. Creo que la defensa de la verdad, nos hace libres.

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