EL ACTO DE TOMAR CONCIENCIA

En nosotros surgen sentimientos, emociones, reacciones, pensamientos… que nos alteran y sobre los cuales no tenemos control. Desconocemos los motivos que los originan, y lo que normalmente hacemos es atribuirlos a la experiencia que estamos viviendo en ese momento. Sin embargo, siempre hay una causa inconsciente que provoca esos estados emocionales. Por medio de la mente (razonando, sacando consecuencias, recordando experiencias del pasado…) no podemos tener acceso al inconsciente y nos será imposible conocer el origen del desequilibrio que sentimos.

Se trata entonces de buscar una manera de hacer consciente la raíz o fuente original de la desarmonía que experimentamos. Para ese fin disponemos del Acto de Tomar Conciencia. Existe una causa profunda que crea el sentimiento perturbador, y al “mirarlo” de modo persistente y «no perderlo de vista», logramos conocerla.

¿QUÉ ES TOMAR CONCIENCIA?

Tomar conciencia de algo es observarlo con plena atención e interés, en tanto que la mente permanece en silencio, sin intervenir. Si se trata de un sentimiento o una emoción, tomar conciencia de ellos supone mirar el sentimiento o la emoción en la actitud del observador que está completamente implicado en lo que observa, sin pensar ni razonar, y sin buscar causas, consecuencias o relaciones.

Cuando digo “mirar”, “poner atención” u “observar” me refiero a un mirar, darnos cuenta y observar internos, no con los ojos físicos. (En el artículo emplearé de forma indistinta las palabras emoción y sentimiento).

No es lo mismo tomar conciencia de una emoción que razonar sobre ella. Al tomar conciencia lo que estamos haciendo es mirar la emoción sin aprobarla ni rechazarla. Perseverando en este acto de mirar podremos llegar a comprender, lo cual es distinto a razonar. La comprensión puede sanar, total o parcialmente, la causa que origina la emoción o el sentimiento que estamos experimentando.

Por el contrario, si razonamos sobre un sentimiento intentando comprenderlo, solo conseguimos aumentar nuestra confusión mental, pues siempre aparecerán nuevos factores que derribarán las conclusiones que creíamos haber alcanzado.

En definitiva, el propósito del Acto de Tomar Conciencia no es lograr que desaparezca de nosotros la perturbación que sentimos, sino poner conciencia en ella para que la causa inconsciente que la ha ocasionado se ponga de manifiesto y podamos sanarla.

REQUISITOS DEL ACTO DE TOMAR CONCIENCIA

Para ser eficaz, el Acto de Tomar Conciencia debe cumplir dos condiciones: ser un acto autoconsciente y ser un acto sentido.

ACTO AUTOCONSCIENTE.- Un acto es consciente cuando la persona que lo vive pone en él toda su atención. Es decir, está plenamente atenta a lo que hace, dice, piensa o siente. Para que el acto sea autoconsciente se requiere, además, que la persona tenga conciencia de que es ella la que realiza el acto. Esa conciencia de ella misma ha de mantenerla todo el tiempo que dura el acto.

Unos ejemplos nos pueden ayudar a que ver con claridad el concepto de autoconciencia:

1º.- Pedro habla con mucha atención. Eso supone que el acto de hablar lo hace de modo consciente. Si quiere que ese acto de hablar sea autoconsciente, además de estar muy atento cuando habla, he de darse cuenta de que es él quien habla.

2º.- Antonia quiere comer de modo autoconsciente. Cuando llega la hora de comer lo hace con mucha atención sin permitir que nada le distraiga. Diremos entonces que Antonia está comiendo de modo consciente. Para que su acción de comer sea autoconsciente, además de comer con mucha atención, Antonia tiene que percibirse a sí misma mientras come.

3º.- Juan se siente temeroso, inquieto. Si observa con atención el temor que está experimentando, podemos decir que está haciendo un acto consciente. Es decir, está poniendo su atención en lo que siente. Pero para que se trate de un acto autoconsciente, Juan deberá tener presente que es él quien siente el temor.

4º.- Roberto está viendo con mucha atención un partido de futbol en la televisión. El acto que Roberto está efectuando (ver un partido de futbol en la televisión) es consciente. Para que ese mismo acto sea autoconsciente, Roberto debe acordarse de él mientras está viendo la contienda por televisión. Vemos este ejemplo con más detalle: 

Como Roberto ha estado muy atento durante las casi dos horas que ha durado el juego, al día siguiente podrá comentar muchos detalles con sus amigos. Pero es probable que Roberto no se acordase de si mismo ni una sola vez mientras veía el partido de futbol. Entonces podemos decir que Roberto realizó un acto consciente (ver el partido con atención), pero no un acto autoconsciente (pues se “olvidó” de sí mismo mientras veía el encuentro).

Los Maestros y Seres realizados viven en estado de autoconciencia. Para la mayoría de las personas no es fácil mantener ese estado de modo permanente, aunque para poder realizar el Acto de Tomar Conciencia es suficiente con que permanezcamos en autoconciencia unos minutos, y esto si podemos lograrlo con un poco de práctica. 

En el caso de los sentimientos y emociones, que es con lo que trabajamos en el Acto de Tomar Conciencia, podemos definir la autoconciencia de esta forma: “De modo simultáneo yo soy consciente de mí y de lo que estoy sintiendo”. A nivel práctico esto supone que yo divido mi atención en dos focos: un rayo lo dirijo a “mirar” lo que siento, y el otro a ser consciente de que “soy yo” quien siente.     

ACTO SENTIDO.- Un acto sentido es aquel en el que nuestra voluntad está plenamente al servicio del acto, que por tanto tiene profundidad: nos implicamos en cuerpo y alma, es decir, a nivel de nuestro ser físico y de nuestro Ser Interno. Nos ayuda hacerlo con los ojos cerrados dirigiendo la mirada hacia nuestro interior.

f-31

MODO DE REALIZAR EL ACTO DE TOMAR CONSCIENCIA

(Con la finalidad de que la explicación pueda entenderse mejor, el ejemplo lo presento en primera persona).

Nos reunimos un grupo de amigos para conversar. En un momento de la tertulia se critica el comportamiento de un amigo común que no está presente. Ya sea por inconsciencia o por cualquier otro motivo, participo en esos juicios. Acabada la reunión me siento apenado por mi proceder. Entonces decido realizar un Acto de Tomar Conciencia para sanar esa emoción de pesar que siento. Veamos, paso a paso, como lo haría. 

Primer paso: PREPARACIÓN

Al llegar a casa me aseguro de que no voy a ser interrumpido durante el tiempo que dura el trabajo, y me siento en un lugar tranquilo, apropiado para realizarlo. Cierro los ojos y respiro de modo consciente durante un par de minutos para traer mi atención al momento presente. El propósito de esta preparación no es liberarme de la emoción que me perturba, sino centrarme en la tarea que voy a realizar.

Segundo paso: DEFINIR EL TRABAJO

Identifico el sentimiento o emoción que voy a trabajar (pesadumbre en el ejemplo que nos sirve de guía), y en qué parte del cuerpo lo siento (en el pecho en este caso). A partir de aquí la mente ya no interviene.

Tercer paso: REALIZAR EL ACTO DE TOMAR CONCIENCIA

El foco de mi atención lo divido en dos fracciones: una la destino a observar el sentimiento de pena que estoy experimentando, y el resto de mi atención lo utilizo para ser consciente de mi mismo. Así durante todo el tiempo que dura el trabajo. Cada vez que mi atención se despista, la reconduzco a la doble tarea de “mirar” lo que siento y “percibirme” a mí mismo.

Mi objetivo no es que la pesadumbre que siento desaparezca de mí, sino poner conciencia en ella para que la causa inconsciente que la ha ocasionado se ponga de manifiesto.

Cuarto paso: CERRAR EL TRABAJO

Termino el trabajo mediante un decreto que he creado con anterioridad. El decreto lo digo internamente tres veces, mientras permanezco aún en estado de autoconciencia. Lo hago así:

1ª Repetición: “Pido ayuda a la Divinidad y a mis Guías para que este trabajo sane la emoción que me ha motivado a realizarlo. Así lo decido yo, libre y conscientemente, desde el fondo de mi Ser, desde mi esencia Divina”.

2ª Repetición: digo lo mismo, mientras continúo en estado de autoconciencia. 

3ª Repetición: digo el decreto por última vez. Sin abandonar el estado de autoconciencia, y con la mayor implicación posible de mi voluntad, permanezco unos minutos diciéndome internamente, como si fuese un mantra: “Así lo siento y así es”, “así lo siento y así es”, “así lo siento y así es”…, acompasando estas frases al ritmo de mi respiración.

Durante todo el decreto, y muy especialmente en esos minutos que siguen a la tercera repetición, siento plenamente lo que estoy diciendo, al tiempo que vibro internamente con una frecuencia mayor. Son unos momentos muy especiales, en los que, de modo natural, aparece una sonrisa en mi rostro y me percibo lleno de paz…

(Esto no es teoría, sino algo que se siente. Al efectuar el acto en estado de autoconsciencia, lo realizamos al nivel más profundo que nos es posible, y ahí en nuestro corazón, en la morada del Ser, todo esto que decimos y sentimos es ya una realidad).

Doy las gracias por la ayuda recibida, hago cuatro o cinco respiraciones profundas y abro los ojos.

ALGUNAS IDEAS QUE NOS PUEDEN AYUDAR

1ª DURACIÓN DEL TRABAJO. El Acto de Tomar Conciencia tiene una duración indeterminada. Dependiendo de varios factores (cansancio, dificultad en mantener la atención, intervención de la mente…), llega un momento en el que sentimos que el trabajo debe finalizar. Su duración suele oscilar entre diez y veinte minutos.

Hay casos especiales en los que sentiremos que es conveniente alargar el ejercicio porque apreciamos que el trabajo es profundo. Confiemos siempre en nuestra sabiduría interna y ella nos dirá cuando terminarlo.

2ª FRECUENCIA DE LOS TRABAJOS. No tiene sentido hacer muchos trabajos cada día o cada semana con la finalidad de solucionar rápidamente un conflicto emocional. Tenemos que ser pacientes y adaptarnos al ritmo que la vida nos señale. Recordemos que el resultado final será la suma de todos los trabajos realizados para un mismo estado emocional.

Como bastantes de nuestros sentimientos y emociones perjudiciales tienen una misma raíz, al sanar alguno de ellos, otros más mejoran. El Acto de Tomar Conciencia tiene un beneficio holístico.

3ª ¿SE PUEDEN TRABAJAR AL MISMO TIEMPO DISTINTOS ESTADOS EMOCIONALES? En un mismo Acto de Tomar Conciencia trabajaremos únicamente la emoción que en ese momento se ha activado en nosotros. Si ese mismo día, o en los siguientes, brota una emoción diferente, podemos realizar un Acto de Tomar Conciencia para ella.

4ª ¿CUÁNDO SE DEBEN REALIZAR LOS TRABAJOS? Lo ideal sería hacer el Acto de Tomar Conciencia en el instante en el que nos sentimos alterados. Como a menudo las circunstancias nos impedirán retirarnos a un lugar tranquilo para realizar el ejercicio, en estos casos tendremos que aplazarlo. No obstante, es conveniente no desaprovechar esa ocasión en la que ha surgido la perturbación, y con ese fin se puede hacer un Acto de Tomar Conciencia menos “formal”, aunque tanto o más provechoso. Al final del artículo volvemos sobre este tema.

Cuando llegue el momento apropiado para realizar el trabajo, traeremos a la mente el recuerdo de la emoción que nos alteró, y esta se volverá a manifestar, aunque no es necesario que sea de modo intenso. Es suficiente con sentirla y percibir en qué parte del cuerpo se expresa.

5ª ¿SE PUEDE TRABAJAR EL PASADO? Si uno así lo siente puede realizar el Acto de Tomar Conciencia para sanar conflictos emocionales del pasado. En estos casos nos sirven de orientación las ideas anteriores sobre cómo realizar ejercicios diferidos en el tiempo. Antes de abordar estos trabajos es conveniente (y muy posiblemente necesario), que nos hayamos familiarizado con el Acto de Tomar Conciencia para situaciones cotidianas.

Sin embargo, tengamos presente que nuestro propósito no es hurgar en el interior de la mente buscando “la sombra”, es decir, lo que no está en armonía. Con el Acto de Tomar Conciencia trabajamos preferentemente aquellos desajustes que brotan en nuestras experiencias diarias. La vida es sabia y nos presenta aquello de lo que tenemos que ocuparnos en cada momento. 

6ª ¿QUÉ UTILIDAD TIENE IDENTIFICAR LA ZONA EN LA QUE SE SIENTE LA EMOCIÓN? Durante el Acto de Tomar Conciencia es normal que la mente pretenda razonar, valorar datos, sacar conclusiones…, lo cual es un inconveniente para el ejercicio. Un modo de superar este obstáculo es “tener presente” la parte del cuerpo en la que se expresa la emoción que estamos trabajando. Cada vez que nos demos cuenta de que estamos razonando, “recordamos” esa zona del cuerpo y así evitamos que la mente tome el control.

Un ejemplo puede ayudarnos a entender esta idea: un conferenciante tiene la costumbre de hablar muy rápido. En varias ocasiones ha intentado corregir ese hábito, pero cuando empieza a hablar queda absorbido por la intensidad del momento y se olvida de su propósito. Entonces idea un modo de recordar que ha de hablar más pausadamente. En su siguiente conferencia se coloca una moneda dentro del zapato, y así al notar el contacto de la moneda con la planta del pie instantáneamente recuerda su objetivo: hablar despacio.

Igual que el conferenciante no tenía como propósito acordarse de la moneda sino que esta fuese una señal, nosotros utilizamos el recuerdo de la parte del cuerpo en la que se manifiesta la emoción como una ayuda para que nuestra atención permanezca “mirando” lo que sentimos y que no se vaya a la mente.

7ª ¿QUÉ HACER EN LOS CASOS DE EXPERIENCIAS DIFÍCILES? Podemos experimentar emociones que nos alteren mucho o que nos causen un gran sufrimiento. En estos supuestos tenemos dos opciones:

a) Acudir a un profesional (médico, psicólogo, terapeuta…), o a un buen amigo en el que confiemos. Cada uno tendremos que evaluar si podemos afrontar solos la experiencia o si precisamos ayuda. Seamos valientes y demos ese paso de pedir apoyo cuando lo necesitemos.

b) Recordando solo una parte de la experiencia podemos trabajar de modo parcial un sentimiento que nos perturba mucho, y así la emoción que percibiremos será menos intensa. En los ejercicios sucesivos podremos ir incorporando el resto de la experiencia.

No obstante, es conveniente familiarizarse primero con el Acto de Tomar Conciencia antes de abordar trabajos con mucha carga emocional.

8ª LIBRETA DEDICADA AL ACTO DE TOMAR CONCIENCIA. En ella anotaremos todos los datos que puedan sernos de utilidad en el futuro: fechas de los ejercicios; temas que estamos trabajando; el decreto que utilizamos; dificultades que aparecen al realizar los trabajos…

Al hacer un trabajo podemos releer antes los últimos que hemos efectuado, y darnos cuenta si se ha producido algún cambio en nosotros. Veremos que se trata de un proceso vivo y palpitante, pues se incrementa nuestra conciencia.

En la libreta tendremos escrito el decreto. Lo crearemos con una fórmula personal que vibre plenamente en nosotros. Si el decreto es corto podemos memorizarlo mejor y decirlo las tres veces sin necesidad de abrir los ojos para leerlo. Cuando lo creamos conveniente, podremos cambiarlo por otro de vibración superior.

Lo mejor siempre es ser creativos, pues es una muestra de que confiamos en nosotros mismos. Entonces el cambio lo experimentaremos antes y con mayor profundidad.

EL TRABAJO DIARIO

Tal como lo hemos descrito, El Acto de Tomar Conciencia es un trabajo muy completo que requiere de una serie de condiciones para que podamos realizarlo. Durante un tiempo es conveniente efectuarlo siguiendo todos los pasos señalados, pero cuando ya tengamos cierta práctica haremos ejercicios que constan solamente del tercer paso.

Este nuevo modo de trabajar tiene un efecto sanador superior debido a que el Acto de Tomar Conciencia se ejecuta en el mismo momento y situación en el que brota el sentimiento que nos altera. Se suprimen el primer paso (preparación), el segundo (definir el trabajo), y el cuarto (cerrar el trabajo) en el cual decíamos el decreto.

Vamos a ver, por medio de un par de ejemplos, como se hace el Acto de Tomar Conciencia al mismo tiempo que vivimos la experiencia que nos perturba.

PRIMER EJEMPLO: estamos conversando un grupo de cuatro amigos y advertimos que uno de ellos se dirige preferentemente a los otros dos cada vez que habla, y nos deja como en un segundo plano. Es a ellos a los que mira, a los que pide su opinión, su conformidad, etc. Pensamos que estamos siendo ignorados o marginados y brota en nosotros un sentimiento mezcla de indignación y amargura. Imaginemos que este sentimiento lo notamos en la zona del estómago.

Inmediatamente decidimos aprovechar la ocasión y hacer un Acto de Tomar Conciencia. Para ello dedicamos una parte de nuestra atención a “mirar” el sentimiento que estamos experimentando, y otra a permanecer autoconscientes. “Observamos” la emoción de amargura, al mismo tiempo que somos conscientes de nosotros mismos. En un segundo plano percibimos la sensación en el estómago, lo que nos ayuda a no despistarnos del trabajo que estamos haciendo. Todo esto mientras seguimos participando en la conversación.

Ya intuimos que es una tarea que conlleva una cierta dificultad. Por esa razón es conveniente practicar antes, durante un tiempo, el trabajo completo (el Acto de Tomar Conciencia con los cuatro pasos), pues la destreza que logremos nos será muy útil para los trabajos “in situ”.

Además, en este ejemplo concreto, si la conversación no es muy esencial podemos decidir participar menos y dedicar más energía y atención a nuestro ejercicio, que es lo que verdaderamente nos importa. No seamos muy exigentes con nosotros mismos, especialmente en las primeras ocasiones. Cada pequeño logro hemos de valorarlo como un gran triunfo.

SEGUNDO EJEMPLO: nos encontramos en una oficina del Ayuntamiento pendientes de que en la pantalla aparezca nuestro número de turno y ser atendidos en una de las diez o doce mesas que hay para ese menester. Desde una de las mesas, con disimulo, un funcionario hace una seña a un hombre de unos cincuenta años que también espera su turno, y este se acerca a la mesa y se sienta frente al empleado.

Pensamos que deben ser amigos o conocidos y que por eso el funcionario le atiende saltándose el orden. Inmediatamente brota en nosotros un sentimiento de rabia, impotencia, enojo…, que se expresa en el pecho, en todo el cuerpo, en la garganta…, (tanto el sentimiento como la parte del cuerpo en la que se siente dependerá de cada persona).

Es un buen momento para realizar un Acto de Tomar Conciencia. En un instante identificamos el sentimiento (por ejemplo rabia) y en que zona del cuerpo se manifiesta (por ejemplo en la garganta), e iniciamos el ejercicio. “Observamos” la rabia que sentimos, al tiempo que nos percatamos de que somos nosotros mismos quienes realizamos el Acto de Tomar Conciencia.

Recordemos que nuestro objetivo no es que la rabia desaparezca, sino poner conciencia en ella para que la causa profunda (inconsciente) que la ha ocasionado se ponga de manifiesto. Conseguir esto nos puede llevar un tiempo durante el cual tendremos que realizar varios ejercicios, pero el único modo de sanar lo inconsciente es hacerlo consciente.

Sin duda que el trabajo nos costará un esfuerzo mayor que si lo hacemos tranquilamente en nuestra casa, pero será más eficaz al ser realizado en el mismo momento y situación en que experimentamos el sentimiento que nos altera.

Si las circunstancias lo permiten, podemos cerrar estos trabajos diciendo el decreto. En el primer ejemplo tal vez sea más difícil, pues al estar interactuando con los otros amigos, al decreto le faltaría profundidad y por lo tanto eficacia. Cada uno deberá decidir si es posible o no. En cambio, en el segundo ejemplo sí podríamos decirlo.

Sin duda que en estos trabajos hay unos puntos esenciales que habrá que respetar, pero en todo lo demás podemos ser creativos.

 ¿Cuál es el factor que más ayuda a que el Acto de Tomar Conciencia sea sanador?

LA CONFIANZA EN NOSOTROS MISMOS AL REALIZARLO

Sobre el autor Ver todos las entradas

Juan José

8 comentariosDejar un comentario

    • Gracias por interesarte en esta entrada y hacérmelo saber. Yo lo practiqué cientos de veces para diversos objetivos. Con el tiempo uno va quitando lo superfluo y el trabajo se convierte en algo muy sencillo, aunque para explicarlo en mi página he tenido que recurrir a detalles y a ejemplos que hacen algo largo el texto. Un abrazo.

    • Gracias por tu comentario. Es un trabajo que realicé -para diversos objetivos- durante algunos años. Te invito (y a otros a los que también pueda interesarle este trabajo sanador) a que seas creativo y confíes en ti al realizarlo. Nada de lo que yo digo en el artículo es inamovible, y con tu creatividad puedes adaptarlo a tu sentir y entonces será mucho más eficaz.

    • Gracias por tu amable comentario. Cuando alguien me pregunta o hace referencia a esta entrada, yo siempre le digo que el máximo efecto senador se obtiene cuando uno lo practica confiando en sí mismo. Esto significa que puede introducir cualquier innovación que sienta que le ayuda, aunque se trate de una importante modificación al artículo tal como yo lo he presentado. La confianza en uno mismo prima sobre la rigidez en la realización de este trabajo.

    • Yolanda, gracias por tus palabras. La persona que practica este trabajo con cierta asiduidad siente como desde su interior surge una gran confianza en sí misma. Percibe también que, al igual que un escultor con la piedra o la madera, ella puede «modelarse» y lograr un mayor grado de plenitud cada día. Un cordial saludo. JUANJO.

Responder a yolanda Cancelar respuesta

Tu dirección de correo no será publicada. Los campos obligatorios estan marcados *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.