A nivel individual es fácil averiguar en qué estado nos encontramos en un momento de la vida. Si quiero saber cómo estoy ahora, es suficiente con que reflexione durante unos minutos. Busco un sitio tranquilo, me interiorizo, divido mi vida en sus 3 o 4 áreas más importantes, y me hago varias preguntas sencillas a las que respondo con honestidad.
Por ejemplo: Área 1, todo lo vinculado con los aspectos físicos y materiales, economía, hogar, salud. Área 2, relaciones con mi pareja, hijos, resto de la familia, amigos, compañeros de trabajo, vecinos. Área 3, aspectos internos, mi nivel de paz, qué clase de reacciones tengo ante las experiencias que vivo, nivel de felicidad que siento en mí.
Me pregunto también por el propósito esencial de mi vida, si pienso que este consiste en disfrutar y dejar pasar el tiempo, o si creo que mi existencia tiene un sentido trascendente. ¿Qué siento que es más importante, poseer o ser? ¿Cómo deseo marcharme de aquí?
Solo tras este examen sabré lo que he de modificar y a lo que he de dedicar mayor atención e interés para sentirme mejor en cada una de las áreas exploradas. Por ejemplo, si me percibo una persona temerosa ante las situaciones que se me presentan, tendré que hacer algo para disminuir ese temor. Ello me aportará una mejor calidad de vida y una vejez con un mayor nivel de aceptación y paz interior.