2017

Hoy es el primer día de un nuevo año, todavía puro, inmaculado. ¿Qué haremos con sus días? ¿Qué sueño nos impulsará a saltar de la cama cada mañana? ¿Qué meta anhelamos alcanzar para que al marcharse el año 2017 podamos recibir felices al retoño 2018? Se dice que los ancianos son sabios, fruto de las muchas experiencias que han vivido. Preguntemos entonces al veterano 2016.

Camarada 2016, ¿cómo he vivido tus días? ¿Qué nuevos territorios deseaba conquistar? ¿Ansiaba edificar grandes almacenes y llenarlos de dinero? ¿Mejorar en mi profesión sin importarme el modo de lograrlo? ¿Disfrutar al máximo en cada situación sin tener en cuenta las consecuencias? ¿Recuerdas si en algún momento me esforcé en ser mejor persona, más tolerante con los demás? Si alguien me pedía ayuda, ¿soltaba una excusa y miraba para otro lado?

Amigo 2016, te ruego seas muy cuidadoso en tu respuesta a esta última pregunta que te hago, pues está en juego mi futuro: ¿Me has visto dedicar parte de mi tiempo y mi ilusión en hacerme consciente de que yo soy un ser con naturaleza divina?

También podemos preguntarle al vetusto 2016 por los proyectos y deseos que han movilizado a la humanidad en los últimos doce meses. ¿Es hoy la Tierra un lugar más seguro y agradable que cuando tú naciste hace justo un año? ¿Nos sentimos más unidos los seres humanos? ¿Respetamos más a las distintas especies que comparten el planeta con nosotros? ¿Somos cuidadosos para que las futuras generaciones hereden un lugar acogedor para vivir?

Al finalizar este balance personal y global, aún podemos añadir una última reflexión, tal vez la más importante de todas. Existe un plan divino para la humanidadun propósito que no está escrito en los libros sagrados, que no se enseña en las escuelas ni aparece en la televisión, pero que el Creador ha grabado en el alma de cada uno de nosotros. Él mismo nos lo revela: “El motivo por el cual estás viviendo en la Tierra en un cuerpo humano es únicamente para que te hagas consciente de que tienes la misma esencia divina que Yo. Mientras no la desarrolles podrías ser un obstáculo para tus hermanos, pero tan pronto como la sientas brotarán de ti los frutos más dulces de la Creación: paz, capacidad de acogida, tolerancia, compasión… Con tus palabras y tus hechos manifestarás amor, el mismo Amor que Yo soy”.

Gracias por leer este artículo. Te deseo un feliz año 2017, y que al finalizar el mismo podamos mirarnos a los ojos (aunque estemos lejos), sonreírnos y saber que nos hemos esforzado al máximo para sentir que Dios está en la Tierra.

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Juan José

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